La proximidad al Atlántico ha dado forma al clima de la Región, sujeto a la influencia marítima, convirtiéndose en continental en el interior. Por lo tanto, es del tipo mediterráneo semiárido con influencia oceánica marítima o continental oceánico: leve, moderado y lluvioso en invierno; húmedo y templado en verano con días de levante. Sin embargo, debido a su ubicación entre el océano y la meseta central, está sujeto a influencias oceánicas y continentales. La influencia oceánica disminuye a medida que uno se aleja de la costa y el continental se siente aún más.

La irregularidad del relieve hace que el clima presente variaciones locales importantes y se distinga por una aparente variabilidad (la temperatura mínima es de 4 ° C y la máxima de 40 ° C). En verano, la atmósfera se calienta significativamente, las temperaturas máximas más frecuentes en julio varían entre 16 ° C y 26 ° C. Picos de 38 ° C a 40 ° C han podido ser registradas en algunos días al año, pero su frecuencia sigue siendo excepcional.